22 mayo 2007

La gata



Tendido solo, bañado de aire nocturno, midiendo el silencio y la altura de su cima por los gritos debilitados de los barcos en el cercano Sena, el infiel retardaba su sueño hasta la aparición de Saha, que se le acercaba, sombra más azul que la sombra, avanzando por el borde de la abierta vidriera. Permanecía al acecho y no bajaba al pecho de Alain, a pesar de que le suplicaba con las palabras que ella conocía.


-Ven, pumita mía..., ven..., mi gata de las cimas..., mi gata de las lilas... ¡Saha, Saha!


Saha se resistía, sentada por encima de él, en el alféizar de la ventana. Sólo distinguía su silueta de gata, recortada en el cielo, su barbilla inclinada, sus orejas apasionadamente orientadas hacia él, y nunca pudo sorprender la expresión de su mirada.


La gata de Colette

16 mayo 2007

El lector

Todavía conservo un poema que escribí por entonces. Como poema no vale nada. Por aquella época me entusiasmaban Rilke y Benn, y ahora veo que estaba empeñado en seguir la estela de los dos al mismo tiempo. Pero también veo lo cercanos que estábamos el uno del otro. He aquí el poema:

Cuando nos abrimos,
tú a mí y yo a tí,
cuando nos sumergimos,
tú a mí y yo a tí,
cuando nos olvidamos,
tú a mí y yo a tí.

Sólo entonces
yo soy yo
y tú eres tú.


EL lector de Bernhard Schilnk

(págs 57-58)

07 mayo 2007

La energía de los esclavos




A los hombres y mujeres
que son dueños de hombres y mujeres

Aquellos de nosotros que deberíamos haber llegado
a ser amantes
no os perdonaremos
por despreciar nuestros cuerpos y nuestro tiempo.



L. Cohen