La rompecoeur

De sobra sabeís que no soy monárquica, pero es que la reina en este caso me inspira cierta ternura. La foto creo que habla por sí misma. Durante 24 horas la prensa española ha hecho la paletada del año, hasta los más ilustres periódicos han dedicado páginas a los modeletes de la Bruni y al esperado encuentro entre la ex modelo y la ex periodista.

Pasaremos de largo el tema textil y las odiosas comparaciones (me ha llamado poderosamente la atención la excesiva delgadez de Leti, está pasadísima y el vestido de gala era tripitido y cutrongo). Lo que me divierte de la foto y la situación es lo siguiente.

La belleza por sí misma causa admiración y silencio. Cuando la chica guapa del grupo hablaba para decir algo más o menos interesante los hombres enmudecían, cuando callaba también. Era gracioso como alguna intentaba ponerse a su altura arreglándose de más o hablando con disimulada inteligencia, la batalla estaba perdida y tod@s lo sabíamos. Las más inteligentes o sabias o las menos agraciadas que asumían su condición, se ponían en un segundo plano y miraban la escena desde el otro lado, admirable.

En el caso que nos ocupa, la reina como mujer mayor y sin una belleza especial, se sabe en un segundo plano, en el plano de millones de mujeres del mundo que pasados los 50 años se supone invisibles, sólo las mira quien las quiere mirar. La lozanía y las tetas mirando al polo norte tienen fecha de caducidad como los yogures de piña, pero qué bonitos y que ricos son ¿no?.

Contra una mujer que plantó a Clapton y consiguió que Jagger dejara a su mujer recién parida, que sus desnudos se consideran obras de arte, que tiene un hijo con un filósofo, que vende discos como rosquillas, que siendo una niña bien se mete a modelo para divertirse, que al ligarse al Sarko la apodan la rompecoeur imperial y que tiene esa elangancia gélida de las capricornio........¡Qué coño puedes hacer! Pues sonreír como Doña Sofía y un pasito atrás.