17 julio 2006

Bajo la luz de la luna...


Así le dejé en la cama, pensativo, sin saber muy bien cómo había ocurrido, o tal vez sí, no estábamos tan bebidos... Se ofreció a contar los lunares de mi espalda y me propuse investigar su cuerpo en busca de nuevos tatuajes.

Hacía mucho calor en la habitación del motel, pero no nos importó. La luna nos miraba de reojo, deleitándose con lo que allí acontecía...

Fue una noche de julio que nunca olvidaré y tal vez él tampoco, aunque eso no me importa...

¿Habeís tenido o imaginado alguna noche de luna?

Me despido citando a un viejo amigo...

"Es inevitable que alguien me llame diciendo... , qué te parece la luna?...y yo le diga algo amable como... si, una noche maravillosa para bailar a la luz de la luna... o, me pregunto que harán los enamorados esta noche... pero en vista de las vueltas que hemos dado en la cama estas últimas noches por miedo a dónde podrían llevarnos nuestros sueños, no estoy dispuesto a fingir que "El Hombre de la luna" está vigilando nuestros intereses... de ninguna forma, es demasiado bromista. Hasta que ese grandullón haga la maleta y se marche, guardad los utensilios afilados y quedaos cerca de alguien querido, si tenéis la suerte de tenerlo... Nos veremos por la mañana amigos... o a la luz de la luna... lo que ocurra primero..."

2 comentarios:

Levtos dijo...

¿Un motel, dice? Sabemos entonces cómo ocurrió: ¡con alevosía!

Me agrada su noche de luna, su luna, Miss U.

¿Cuántos lunares y cuántos tatuajes resultaron del conteo? (Sólo lo pregunto con fines estadísticos, conste).

Suyo, L.

Anónimo dijo...

Los tatuajes fueron los que me esperaba, nada nuevo, una pena y los lunares... Infinitos...

Le deseo largas noches de luna querido L.