Dicen que al mal tiempo buena cara, pero cómo cuesta con este agosto. Hasta el jueves me tuve que poner chubasquero y botas de agua, a Godofredo le hubiera encantado.
Los días se van acortando y el verano comienza a desvanecerse delante de nuestros ojos. Por eso hay que aprovechar lo que queda, fines de semana mágicos como el pasado, donde Los Arrancacorazones dieron un concierto clandestino en la plaza del pueblo de Pujayo; seguir conociendo a gente que se dejar caer por este Santander posible; momentos robados al sol en Somocuevas, cenas de gourmets regadas de alcohol, conversaciones interminables y música; ferias interculturales y mercados medievales; meriendas decadentes por venir; jueves de pétalos y poesía; recorridos nocturnos y con alevosía...
Aún queda tiempo, huiremos del síndrome postvacacional y haremos que cada momento libre de agobios se convierta en unas vacaciones express.
Cierro mis ojos y formulo el deseo.
3 comentarios:
Recordad que esta noche os toca huir en/a mi casa. Ya tengo preparado el escenario (me hago experta en arquitectura efímera) y un ojo enramado por culpa del champú... pero supongo que esto lo leeréis mañana, a toro pasado así que me/nos deseo que todo haya salido bien ;)
Tenemos una idea bastante parecida de lo que es un buen verano. No hay nada como esas noches.
La verdad es q consuela saber q no soy la única con un mal agosto. Ya sabes, mal de muchos...
Espero q la cosa mejore en septiembre pq me he cogido unos dias para aterrizar en la Península!!
Bss
Publicar un comentario