No hay sanciones contra ciertos perfumistas, la fabricación de perfumes es peligrosamente libre y el olfato femenino, rudimentario a menudo, mal cultivado, afronta y ensaya todo lo que se vende en frascos. La lavanda insípida de angélica, la rosa pringosa de geranio, el extracto de vainilla inútilmente tonificado de resina, el narciso alquitranado, el lilac cianhídrico, el clavel creosotado, el benjuí disfrazado de ámbar, y toda esa flora imprecisa, esos parterres destilados donde se revela, inevitablemente y mal oculta, el alma nauseabunda de la chirivía salvaje...
Procuro olvidar los perfumes que flotan, cacofónicos.
Colette "La mujer oculta"
6 comentarios:
Tiene toda la razón... ay que ver lo que se llega a oler por ahí. Mmmmm menos mal que nos quedan la flores de verdad (sí, aún quedan)
uissss, a que huele aqui??? je je je
¿Perfúmenes? y el singular entonces es perfumen, ¿o?
Thalatta
Esperemos que los Reyes Magos o daddy Noel se porte y no regale a la gente colonias baratas...
Dani
Aquí ya sabes que huele a lo que uno quiera...
Anónimo
¿Conoces la canción? me imagino que sí.
¿Cúal? ¿Opá? ¿Aserejé? ¿Tus perfumenes mujer? Hay muchas que cometen faltas, pero por eso no dejan de ser faltas.
¿Qué sería del mundo sin humor, sin metáforas, sin juego querido hanónimo...?
Publicar un comentario